15/5/14
¡No borres nada!
Llega un jefe nuevo, ve el sitio Web y dice "es muy feo, hagamos uno nuevo". Te parece bien, porque el sitio antiguo es feo y uno nuevo podría hace tu vida más fácil, con conectividad a redes sociales, feed de noticias y todo lo que consideramos básico.
Y como buen encargado/a de contenidos, indicas que los contenidos antiguos tienen que ser migrados, y sus URL, en caso de cambiar, deben ser redireccionadas. Porque tú y yo sabemos que esos contenidos están linkeados de diversas fuentes. Siempre hay un link a al menos uno de esos contenidos antiguos. Siempre.
Pero el jefe tiene resquemores, porque ve a sus antecesores en esos artículos antiguos y prefiere borrarlos. Quiere partir de cero. Si trabajas en una repartición pública, verás esto cada vez que cambien al cabecilla político. Todas las veces.
La manera de enfrentar esta situación, es ofreciendo una vista amplia del futuro del sitio Web. Cuando desaparece una página Web y no se ha redireccionado ese contenido a otro igual o similar (es decir, jamás el Home del sitio), esa página desaparece para todos los sitios Web que tenían links hacia ella. Eventualmente los administradores de esos sitios Web limpiarán los link rotos, porque ése es su trabajo, y tu sitio acabará con un link menos. Ése link transfería autoridad desde el sitio que te linkeaba, pero ahora no.
Dile a tu jefe que perderá visitas, perderá notoriedad, que perderá autoridad en la Web. Tal vez esos conceptos lleguen a su ególatra corazón.
Muy pronto Google, que hace un rastreo de sitios Web y sus link, reconocerá que faltan esas páginas porque hay otros sitios Web que linkean hacia ellas y ahora dan error 404. Y el resultado será el peor que te puedas imaginar: Google dejará de considerar el traspaso de autoridad desde un sitio al otro, y penalizará tu sitio por eliminar tenidos que eran interesantes para otras personas e instituciones. Perderás links y con ello perderás autoridad.
El resultado será la caída lenta e inevitable del sitio Web en su ranking. Si antes aparecía en la posición 1 de resultados de búsqueda, paulatinamente caerá y podría incluso desaparecer de la primera página.
Eliminar post antiguos porque "no te gustan" o porque muestran una mala imagen de ti, es lo mismo que abrir el álbum de fotos de tu madre y borrar las caras de ex novias o novios. ¡La foto no es tuya para hacer lo que te dé la gana con ella! De la misma manera, los contenidos de tu sitio Web, aunque tú los hayas creado, son de quien los necesita y de quien los usa.
Escenario 1) el jefe accede a no borrar los contenidos. Bien por ti, aunque tendrás que trabajar arduamente para mantener la autoridad del sitio haciendo redirecciones 301 de los contenidos antiguos a su correspondiente nueva URL.
Escenario 2) el jefe prefiere borrar algunos contenidos. La cantidad de trabajo será la misma que del escenario 1, pero en este caso deberás encontrar otros contenidos similares o que respondan a las mismas preguntas, y acabarás redireccionando dos o más URL antiguas a una misma URL nueva. Esto es evidencia de que tu sitio Web se está reduciendo, hay menos contenido, y por lo tanto es "menos interesante".
Escenario 3) el jefe no hace caso de tus advertencias apocalípticas e insiste en borrarlo todo. Qué pena por ti, tal vez creas que será menos trabajo comenzar de cero, pero en realidad será el doble de trabajo, porque los link rotos caerán a la legendaria página 404; asegúrate de poner un buscador en esa página, para que todos los que caigan allí puedan encontrar algo de lo que buscaban. La tasa de rebote aumentará explosivamente. Los pageviews caerán. Perderás links. Perderás autoridad. Google penalizará tu sitio Web por no pensar en el resto de la humanidad que busca y no encuentra "por tú culpa". Y así tu sitio caerá de la primera página de las búsquedas en el long-tail. Será como contraer la lepra online.
En este último escenario, bien puedes trabajar para reponer contenidos similares a los de las páginas desaparecidas que tenían mejor autoridad, creando nuevos contenidos y luego redireccionando las URL antiguas a estas nuevas. No todo está perdido.
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